Se trata de la obra prima de la artista, un mural pétreo de colores naturales, valorando de esta manera un espacio público y la naturaleza misma del entorno, que ha sido digna de un poema de Pablo Neruda: “Piedras para María”. La obra se realizó entre 1971 y 1972, en lo que más amaba ella para su capacidad creativa: las piedras. La inauguración del mural contó con la presencia del Presidente Salvador Allende en un contexto político-social de alto voltaje, en medio de las profundas transformaciones estructurales del país que aún vivía con resabios de un feudalismo-colonial. Allende tenía un inmenso feeling con María Martner, puesto que le había encargado el mural de la casa presidencial de Tomás Moro. El resultado en Chillán Viejo está a la vista por su magnífica monumentalidad y originalidad.