Municipalidad de Chillán Viejo

Amaike: Diseño y vanguardia en calzados hechos por manos de mujer

Fue una tesis, relacionada con artesanos de calzados, lo que detonó el inicio del emprendimiento que llevan adelante las chillanvejanas María Eugenia Inostroza y Elsa Opazo, denominado calzados Amaike.

Hace 15 años, dos amigas decidieron emprender un nuevo rumbo en materia de calzados. Dos mujeres iniciando un taller vanguardista en zapatos. Diseños exclusivos, con color y distintos tipos de texturas y accesorios que destacan en su originalidad y talento, con un solo propósito: ser las mejores en su rubro. Sus trabajos así lo demuestran. Detalle no menor es que el 2022 recibieron el premio de Sercotec “Manos de mujer en Ñuble”.

¿Cómo inician este emprendimiento? “Partimos comprando alguna maquinaria y empezamos hacer cursos y talleres. Es difícil el rubro del calzado sobre todo para mujeres”, responde María Eugenia Inostroza quien cursaba cuarto año de agronomía y dejó su carrera para acompañar a su amiga Elsa en este emprendimiento.

La historia de esta pequeña industria de calzado artesanal, tuvo de altos y bajos. “Hubo un momento de quiebra. Teníamos maestros que venían de Concepción y capacitábamos a gente en la parte de aparado, que es la de costura. Hacíamos licitaciones para el Estado y distribuíamos desde Curicó hasta Castro, Puerto Montt. Era un negocio grande. Lamentablemente por la idiosincrasia de los maestros nos fue mal y quebramos. Tuvimos cada una dedicarse a otra cosa, para pagar las deudas. La falta de mano de obra fue el quiebre principal, porque no podíamos cumplir con los pedidos. Lo podríamos resumir como exceso de aprecio genera desprecio”.

Volvieron a ponerse de pie. ¿Cómo es esta experiencia? Nosotros retomamos el 2019, con toda la intención de empezar de nuevo y nos pilla la pandemia entremedio, pero nos sirvió para capacitarnos harto. Todos los cursos de Sectotec, los tomábamos, capacitándonos armando y restructurando bien el taller, viendo el tema del aparado, el armado. Todo eso lo fortalecimos ese tiempo, todo lo que sabíamos lo empezamos hacer, el modelo (zapato), teníamos un montón de muestras y nos sirvió para prepararnos y saber hacia dónde nos queríamos dirigir.

¿Todo cambió? Ya no era lo mismo vender zapatos, antes de pandemia que después de pandemia. Se empezó a vender por internet, todo en tecnología, los clientes cambiaron, la moda cambió y todo cambió. Entonces nos flexibilizamos y nos fijamos para donde va todo. Nosotros amamos lo que hacemos y siempre estamos pendiente de lo que quiere la gente y no hemos impuesto cosas. Preguntamos que es lo que necesita, se lo vamos haciendo y vamos flexibilizándonos. Hacemos cosas nuevas, vamos marcando lo que la gente quiere.

¿Les ha costado difundir su trabajo? Todo esto es un proceso, partiendo que es una empresa nueva tienes que solventar y hacer un cimiento. Los cimientos de esta empresa van de menos a más, No nos apuramos, ni nos desesperamos, disfrutando el proceso y disfrutando el captar nuevamente clientas. El boca a boca ha sido nuestra gran ayuda, ya que una clienta nos lleva a otra y más redes sociales, así hemos funcionado. No hemos hecho ninguna campaña y nos hemos mantenido entregando pedidos cada semana. Estamos en una etapa en que podemos crecer más.

Amaike, que su traducción sería Mujer de corazón Valiente, se mantiene en el taller ubicado en calle Martínez de Rozas 317 donde llegan sus clientas, quienes previamente generan una cita a través de su número telefónico +569 7779 5472 o por su instagram CalzadosAmaike.

“El imaginarte un modelo de zapato o un pedido que nos hagan con diseño de nuestras clientas, entregárselo y que te digan esto es lo que querían, es reconfortante. Cuando una clienta se va feliz con lo que tú hiciste, para mí eso es como Guau (sic). Aquí uno puede crecer a cada rato”, replica Elsa.

Para María Eugenia este emprendimiento es parte de su día a día, es su forma de ser feliz. “El trabajar independiente te da tus espacios y todo, pero lo que más te llena es la cara te tus clientas cuando tienen un sueño en zapatos y se los cumples. Esas cosas no tienen palabras”.

Pero me imagino que también hay casos de diseños de zapatos ortopédicos? Teníamos un caso de una mujer, que tenía una diferencia y mandaba hacer sus zapatos a San Carlos, pero era un zapato tan rústico que le cortaban la planta y le añadían por otro lado, todo de un solo color. Era una mujer de 30 años, quien necesita verse y sentirse bien, entonces le dijimos que le haríamos un zapato, el cual no se notara que era distinto y una vez que se lo probó, de inmediato le cambió la autoestima. Ella nos dijo “hagamos todos los colores”.

Elsa y María Eugenia mantienen el fuego de su emprendimiento de calzado, iniciando día a día con nuevos pedidos y clientas con sueños únicos, que se plasman en zapatos, botas y botines. El esfuerzo y perseverancia son sus grandes aliadas para seguir creciendo y desarrollando lo que más aman, la fabricación y diseño de calzado.

Ir al contenido